Expertos hablan sobre movilidad en la séptima

Qué está en juego con el medio de transporte en la 7ma.


En la 7ma (como en muchas otras avenidas) hay una tensión importante entre la calidad de los espacios y la capacidad y velocidad del transporte público. Tensión significa que si aumentamos la calidad de los espacios tendremos que reducir la capacidad y velocidad del transporte y viceversa. Una solución que nos permita tener ambas cosas (tal vez un metro subterráneo y una renovación y redistribución de la superficie), está muy lejos de nuestras capacidades económicas.

Soluciones a nuestro alcance hay dos conocidas: buses o tranvía. La solución de los buses en carril exclusivo facilita la capacidad y velocidad del transporte y claro, puede haber mejoras en el espacio público, pero su impacto no sería tan positivo como sería el de un tranvía. Hacer un tranvía con el presupuesto disponible (un tranvía pequeño) crearía espacios de muy buena calidad, generaría valorización y sentido de pertenencia, pero tendría un impacto negativo en la capacidad y la velocidad del transporte público. Además, dificultará la integración de la 7ma con el resto de la ciudad generando transbordos masivos que requieren grandes espacios y son demorados.

Sí, ambas alternativas tienen ventajas y desventajas y debemos poder escuchar a quien por una u otra razón ve más cosas buenas de un lado que del otro, con respeto, especialmente porque la discusión de buses o tranvía tiene un trasfondo social muy delicado. Simplificando, podemos decir que este dilema enfrenta las necesidades de transporte del norte de Usaquén, con las necesidades de autoestima y espacio público de Chapinero. Las necesidades de transporte de quienes viven al norte de Usaquén son necesidades de acceso al trabajo y al estudio, en muchos casos, fundamentales para salir de la pobreza. Las necesidades de espacio de calidad en Chapinero son importantes, pero deben pesar mucho menos en una ciudad tan desigual como la nuestra.

Podemos hacer una hermosa avenida-parque, con jardines y espacios maravillosos en Chapinero, pero esto también sería una fuerte barrera al acceso a la ciudad para las personas que más lo necesitan. Recordemos que, aunque los de Chapinero nos hacemos notar más, tenemos más acceso a los medios y somos más cercanos al poder, quienes necesitan transporte al norte de Usaquén son muchos más y su voz es poco escuchada. Sumando las poblaciones de las UPZ más implicadas, en Chapinero seríamos menos de 100 mil y al norte de Usaquén unos 350 mil, recordando que esta segunda cifra crecerá considerablemente en los próximos años por la expansión al norte de la ciudad.

Debe ser posible encontrar una alternativa que dé calidad a los espacios al tiempo que comparta la 7ma con servicios de Transmilenio que llegan de otras troncales. Si los buses de Transmilenio acceden a la 7ma en recorridos cortos, la calidad del espacio no se vería fuertemente afectada, los transbordos serían disminuidos y la integración de la 7ma con el resto de la ciudad mejoraría.

Lo único que no debemos hacer, es dejar la 7ma cómo está: pésimos espacios, alta contaminación, inaccesible a niños y adultos mayores, extremadamente ruidosa, congestionada para todos. Seamos razonables y constructivos.

PD: la 7ma al sur de la Casa de Nariño también necesita una intervención.

Odoo • Image and Text

Daniel Jaramillo Ramírez, Ph.D.

Profesor Facultad de Ingeniería
Pontificia Universidad Javeriana, investigador en transporte urbano.


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